Hablar con tus papás sobre temas delicados como la terapia puede ser difícil, especialmente si no estás seguro de cómo van a reaccionar. Este artículo te guiará paso a paso sobre cómo abordar esta conversación importante, asegurándote de que puedas comunicar tus necesidades de manera efectiva y con empatía.
Durante la adolescencia, tu cuerpo y mente están en constante cambio. Este es un período en el que experimentas nuevas emociones, situaciones sociales y responsabilidades académicas que pueden parecer abrumadoras. Todos estos factores pueden contribuir a una mayor vulnerabilidad emocional, lo que hace que el cuidado de la salud mental sea esencial.
Desafortunadamente, en muchas culturas aún existe un estigma relacionado con la terapia, especialmente entre generaciones mayores. Es posible que tus papás no entiendan completamente qué es la terapia o piensen que buscar ayuda significa que algo "está mal" contigo. Esto puede hacer que la conversación sea más difícil, pero es importante recordar que la terapia es una herramienta de apoyo y crecimiento personal, no un signo de debilidad.
Antes de hablar con tus papás, es útil reflexionar sobre las razones específicas por las que sientes que la terapia podría ser beneficiosa para ti.
El estrés escolar es una de las razones más comunes por las que los adolescentes buscan terapia. Las presiones académicas, las expectativas de los maestros y la competencia con los compañeros pueden crear una ansiedad que puede ser difícil de manejar por tu cuenta.
La adolescencia es una etapa en la que se forma gran parte de tu autoestima. Si constantemente te sientes inseguro o con baja confianza en ti mismo, la terapia puede ayudarte a desarrollar una imagen más positiva de ti mismo.
Las amistades y las relaciones románticas pueden ser complicadas. Si te sientes excluido, incomprendido o si estás lidiando con conflictos en tus relaciones, un terapeuta puede ofrecerte estrategias para manejar mejor estas situaciones.
Todos sentimos emociones intensas en ocasiones, pero si te resulta difícil manejarlas o si estas emociones están interfiriendo en tu vida diaria, la terapia puede enseñarte técnicas para lidiar con ellas de manera saludable.
Antes de hablar con tus papás, es importante que entiendas claramente por qué sientes que necesitas terapia.
Tómate un tiempo para pensar en cómo te sientes y por qué. ¿Sientes tristeza, ansiedad o ira con frecuencia? ¿Estos sentimientos te dificultan disfrutar de tus actividades diarias o interactuar con otros?
Presta atención a los síntomas físicos y emocionales de estrés o ansiedad, como dolores de cabeza, problemas para dormir, irritabilidad o dificultades para concentrarte. Reconocer estos signos es el primer paso para abordar tu bienestar mental.
Piensa en lo que esperas lograr con la terapia. Esto podría incluir aprender a manejar mejor tus emociones, mejorar tus relaciones, o simplemente tener un espacio seguro para hablar sobre lo que te preocupa.
Una vez que tengas claro lo que sientes y por qué crees que la terapia te ayudaría, es momento de prepararte para la conversación.
Busca un momento en el que tus papás estén tranquilos y disponibles para hablar sin distracciones. Evita iniciar la conversación durante momentos de estrés o cuando estén ocupados.
Es útil practicar lo que quieres decir. Puedes escribir tus pensamientos en un papel o incluso ensayar la conversación con un amigo de confianza. Esto te ayudará a sentirte más seguro cuando hables con tus papás.
Piensa en las preguntas que tus papás podrían hacer y cómo podrías responderlas. Por ejemplo, podrían preguntar por qué crees que necesitas terapia o si has intentado otras soluciones antes.
Es normal sentirse nervioso, pero trata de mantener la calma y ser honesto sobre tus sentimientos. Recuerda que la sinceridad es clave para que tus papás comprendan lo importante que es esto para ti.
Una vez que estés preparado, es momento de iniciar la conversación.
Empieza la conversación hablando de cómo te sientes. Por ejemplo, podrías decir: "He estado sintiéndome muy estresado últimamente y creo que hablar con un terapeuta podría ayudarme."
Explica a tus papás qué has notado sobre ti mismo y por qué piensas que la terapia es una buena opción. Por ejemplo, podrías decir: "Me he dado cuenta de que me siento abrumado con la escuela y me cuesta manejarlo por mi cuenta."
Es posible que tus papás no estén familiarizados con cómo funciona la terapia. Puedes decir algo como: "La terapia es un espacio donde puedo hablar sobre mis sentimientos con un profesional que me ayudará a encontrar maneras de sentirme mejor."
Es probable que tus papás tengan diferentes reacciones a tu solicitud. Aquí te mostramos cómo manejar algunas respuestas comunes.
Si tus papás responden diciendo que no creen que necesites terapia, puedes responder con calma y decir: "Entiendo que piensen que puedo manejar esto solo, pero realmente creo que hablar con un profesional me ayudaría."
Si mencionan el costo como una preocupación, puedes decir: "Sé que la terapia puede ser costosa, pero creo que mi salud mental es importante y puede valer la pena buscar opciones que sean accesibles."
Si tus papás desconfían de la terapia, intenta educarlos suavemente: "Sé que puede sonar intimidante, pero la terapia es solo una forma de obtener apoyo de alguien que está capacitado para ayudarme a manejar mis emociones."
Para ayudar a tus papás a comprender mejor la terapia, es útil compartir información sobre lo que realmente implica.
Explícales que la terapia es un proceso donde puedes hablar libremente con un profesional que te ayudará a entender y manejar tus emociones.
Si tus papás tienen ideas erróneas sobre la terapia, intenta corregirlas. Por ejemplo, podrías decir: "La terapia no es solo para personas con problemas graves; es un espacio para cualquiera que necesite apoyo."
Resalta la importancia de hablar con un profesional, diciendo algo como: "Un terapeuta tiene la formación y experiencia para ayudarme de maneras que tal vez no podamos hacer solos."
Si después de hablar, tus papás siguen sin estar convencidos, hay otras maneras de seguir adelante.
Sugiere probar una sola sesión para ver cómo te sientes y luego decidir juntos si continuar.
Si tus papás no están de acuerdo, considera hablar con un consejero escolar o un adulto de confianza que pueda ayudarte a comunicarte con ellos o incluso ayudarte a acceder a la terapia.
Explora opciones de terapia gratuita o de bajo costo en tu comunidad o a través de servicios en línea.
Es importante que esta conversación no termine después de la primera vez que hables con tus papás.
Si no están convencidos al principio, sigue hablando del tema de forma tranquila y regular. Puedes compartir cómo te sigues sintiendo y por qué crees que la terapia sigue siendo necesaria.
Mantén a tus papás informados sobre cómo te sientes, especialmente si ves mejoras o si sigues teniendo dificultades.
No dudes en buscar apoyo de amigos, maestros, o consejeros escolares mientras trabajas para obtener la ayuda que necesitas.
Decirle a tus papás que quieres ir a terapia es un paso valiente y un importante acto de autocuidado. Aunque la conversación pueda ser difícil, recordar que estás priorizando tu salud mental te dará la fuerza para seguir adelante. Con preparación, empatía y honestidad, puedes ayudar a tus papás a entender lo importante que es para ti obtener el apoyo que necesitas.
Si sientes que tus emociones están afectando tu vida diaria y no puedes manejarlas por tu cuenta, hablar con un terapeuta podría ser muy beneficioso.
Puedes explicarles que, aunque todos tienen altibajos, sientes que esto va más allá de una fase y que la terapia podría ayudarte a entender y manejar mejor lo que estás sintiendo.
Busca opciones de terapia gratuita o de bajo costo, o consulta con consejeros escolares que puedan ofrecerte apoyo adicional.
Depende de las leyes locales y de tu edad. En algunos lugares, los adolescentes pueden acceder a ciertos servicios de salud mental sin la autorización de los padres. Consulta con un profesional o en la escuela.
Intenta ser paciente y sigue hablando con ellos sobre cómo te sientes. Considera también buscar apoyo adicional de otros adultos de confianza.
Puedes empezar por pedir recomendaciones en tu escuela o buscar en línea terapeutas especializados en adolescentes. Es importante encontrar a alguien con quien te sientas cómodo.
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